29

Ene

2024

Replantear las tareas y potenciar las aulas

Debemos insistir en desterrar algunas prácticas educativas que ya no funcionan.

Por Paola Celi. 29 enero, 2024.

Si usted escribe en el ChatGPT la siguiente indicación: “Quiero una reseña de Las uvas de la ira”, obtendrá un texto de cinco párrafos con los datos generales de esta obra de John Steinbeck, un resumen y, finalmente, una valoración. Esto puede significar que si un docente deja de tarea la lectura de Las uvas de la ira y, luego, la redacción de una reseña, lo más probable es que los estudiantes que no quieran (o no puedan) leer presenten un análisis completo elaborado por la inteligencia artificial en menos de un minuto.

¿Somos conscientes de que muchas tareas que antes suponían un esfuerzo investigativo y de aprendizaje ahora se desarrollan en un par de minutos? La biografía de un personaje histórico, la investigación de un proceso científico, encontrar sinónimos de una lista de palabras… Todo está al alcance de un clic. Entonces, ¿Cuál es el objetivo de las tareas?

Según el informe PISA del 2011, el rendimiento de los alumnos depende más del tiempo invertido en las clases de la escuela que fuera de esta; es decir, depende más la calidad que la cantidad. Esta idea se reafirma en el estudio “¿Pasa el alumnado suficiente tiempo aprendiendo?” (PISA, 2017): “Estudiar y aprender después de clase puede no solo ser injusto […], sino que también puede ser una forma menos eficiente de alcanzar estándares académicos exigentes que el aprendizaje en las clases ordinarias impartidas en el centro educativo”.

Por ello, las tareas, que muchas veces son exigencias de los directivos e incluso de los padres de familia, deben ser replanteadas para que lo mejor de la enseñanza ocurra en las aulas.

Evitar que aumenten las desigualdades. Hay que tomar en cuenta que algunos alumnos tienen internet, computadora y celular en casa, pero otros no. Algunos padres contratan a profesores particulares para que ayuden a sus hijos con las tareas; otros no pueden costear este gasto adicional. Los alumnos que no tienen problemas de aprendizaje resolverán su tarea con facilidad y autonomía; en cambio, los que sí tienen dificultades se frustrarán ante la imposibilidad de desarrollar un ejercicio matemático o de comprender un poema. Estos ejemplos muestran que los estudiantes no resuelven sus tareas en igualdad de condiciones, por lo que sería mejor realizar las actividades más significativas en el aula, donde, por ejemplo, el profesor puede ayudar a todos.

El protagonismo de las aulas. En el aula se puede fomentar una mayor participación de los estudiantes y potenciar su autonomía. Para que esto sea posible es necesario dejar de lado metodologías tradicionales, cuyo único objetivo es transmitir conceptos y teorías, y poner en práctica otras más innovadoras, como el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) y el Aula invertida (Flipped classroom).

Con el ABP, el alumno se enfrenta a situaciones reales de vida, trabaja en equipo y, al mismo tiempo, es protagonista de su aprendizaje. Sí necesita saber conceptos o alguna teoría, pero siempre para resolver problemas; así todo cobra sentido. Por su parte, el profesor debe diseñar y poner en práctica esta metodología para que los estudiantes investiguen, reflexionen, interactúen, tomen decisiones, etcétera; debe estar dispuesto a convertir sus clases en verdaderos talleres. En este enlace podrá encontrar una guía ABP.

Por otra parte, si tradicionalmente las clases eran para aprender la teoría y, luego, la parte práctica se dejaba como tarea, en el Aula invertida sucede lo contrario, pues los alumnos deben aprender la teoría en casa (tarea) y en el aula los profesores deben aclarar las posibles dudas y aplicar los conocimientos de manera activa o interactiva. De esta manera, el estudiante se sentirá más responsable de su aprendizaje y el docente podrá observar quiénes sí están logrando los objetivos y quiénes necesitan más ayuda. (Más sobre esta metodología aquí).

Volvamos al ejemplo inicial. Si se aplica el Aula invertida, la tarea sería leer Las uvas de la ira en casa y la clase consistiría en redactar una reseña de esta novela, con la interacción de todos los alumnos y la guía del profesor.

Considero firmemente que, a puertas de un nuevo año escolar, debemos insistir en desterrar algunas prácticas educativas que ya no funcionan, y debemos aprovechar las bondades de la I. A. en las clases. Si centramos la educación en lo que hacemos en las aulas y no en las tareas, los estudiantes aprenderán más y mejor.

 

Comparte: